martes, 2 de agosto de 2011

Maletas y despedidas



Cada cara, cada palabra, cada lágrima, cada mirada, cada sonrisa, cada problema, cada caricia, cada abrazo, cada golpe, cada intento, cada caída, cada solución. Todo. Recordaba a la perfección cada detalle del último mes, y sin embargo se despertó con esa sensación que dejan los sueños que no puedes recordar. Con un agujero entre el pecho y el estómago. No era la primera vez y con toda seguridad no sería la última. Maletas y despedidas. Despedidas y maletas. Suelen ir de la mano. Tristura por la distancia, por el tiempo que se escapa entre los dedos como arena seca sin darnos la oportunidad de rascar más allá de la superficie, por la incertidumbre de no saber cómo, cuándo y dónde surgirá el próximo encuentro, si lo hay. "Malditas despedidas, me están volviendo viejo" cantaba el maestro.
Se levantó de un salto, abrió la mochila, acomodó el nuevo bagaje y se la cargó de nuevo a la espalda. Hoy no quería "perder" el tiempo. Salió a la calle con una sonrisa pintada en la cara y una chispa iluminando sus ojos. Era uno de esos días extraños en que el verano moja las calles de Madrid.
Extraños y maravillosos... como la vida misma.


Gracias chic@s!

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