miércoles, 4 de julio de 2012

Hasta que todo te encaje



Querría haberle escrito una carta.. el papel siempre es más romántico que lo virtual, pero no había forma de encontrar un folio donde escribir en aquella casa.. Y de todas formas, tampoco habría sabido como empezarla.. Los sentimientos suelen huir de las hojas en blanco..
Había sido un tiempo tan mágico.. Encontrarle había sido mágico.. Como si el Universo conspirante le hubiese puesto ahí en medio para que se tropezase con ella..
Era una persona maravillosa; inteligente, seguro, paciente, bueno, confiaba en sí mismo y confiaba en ella, era sensible, fuerte, divertido, la cuidaba y se dejaba cuidar, amigo de sus amigos.. Con sus manías y sus cosas.. quién no las tiene. Una persona perfecta dentro de sus imperfecciones.
Le había abierto las puertas de par en par y le había contruído dos camas, una en una cueva con un petite tesoro dentro, allí podía volar y llegar donde su cuerpo no podía; otra física, entre sus brazos, donde los viejos fantasmas no llegaban para atormentarles, donde se dejaban lamer las heridas y acariciar las cicatrices. Eran para el otro un remanso de paz donde sentirse libres.
Habían construído un "nosotros" cogido con pinzas entre sábanas de hotel robadas.. y en un segundo, sin motivo aparente, una de las partes se había descolgado.. y la otra no tardaría en hacerlo.. la ley de la gravedad no falla.
Constantemente se le venía a la cabeza un verso de Pep Montserrat: "Para el adiós, me falta un verso: barca nueva, que halles buen viento", pero los adioses no estaban en su vocabulario, así que cada vez que intuía alguno transformaba otro de Sabina: porque al punto final de los finales, siempre le siguen dos puntos suspensivos..